miércoles, 18 de octubre de 2023

PEDRARIAS Y SUS CAPITANES

 

PEDRARIAS: Artículo tomado del diario “La Estrella de Panamá”.    http://laestrella.com.pa/panama/nacional/odiado-conquista-leyenda-negra-pedrarias-davila/23960472  





TEXTO tomado con fines académicos.

Algunos segmentos se han tomado de la obra: Crónicas de Castilla del Oro de Rubén darío Carles.

Pedro Arias de Ávila:  El más odiado de la Conquista: la leyenda negra de Pedrarias Dávila.

En vida, Pedrarias Dávila gozó de honores, prestigio, poder y cercanía a la Corona de Castilla En contra de la prevalente noción de que la Conquista de América estuvo siempre en manos de los elementos menos educados de la sociedad española, la expedición que llevó a Pedro Arias Dávila hacia el istmo centroamericano en 1514 llevaba consigo ‘la más lúcida gente que de España haya salido', según las crónicas de Pascual de Andagoya

Los veinte buques que salían en abril de 1514 de San Lucar de Barrameda, llevaban a bordo nobles, hidalgos, militares y sacerdotes, algunos de los cuales se convertirían con los años en prominentes figuras de la historia americana: Hernando de Soto (futuro conquistador de Florida); Diego de Almagro (conquistador de Perú); Sebastián de Belalcázar (de Quito); los historiadores Gonzalo Fernández de Oviedo y Bernal Diez del Castillo y el obispo del Darién Juan de Quevedo.

Decepcionado por el resultado de los primeros 15 años de la Conquista, sobre todo el fracaso en la búsqueda del ansiado paso hacia las Indias y abrumado por los grandes problemas de La Española, con esta nueva expedición el rey Fernando El Católico deseaba impartir un giro más serio a su empresa.

Pedro Arias Dávila, de una de las mejores familias de Segovia, ligada durante varias generaciones a la Corona de Castilla, encarnaba ese nuevo espíritu que buscaba el rey para las colonias.

Los Arias, judeoconversos, gozaban de gran fortuna y aprecio en la corte. El mismo Pedrarias había sido paje de Juan II (padre de la reina Isabel) y compartido aventuras militares con Fernando y su esposa Isabel en Granada, Francia y Portugal.

La esposa de Pedrarias, Isabel de Bobadilla y Peñalosa, había aportado al matrimonio un tal vez mayor enclave en la corona, si se quiere, a través de su tía, Beatriz de Bobadilla. Esta era una de las mejores amigas de infancia y gran apoyo de la reina Isabel. Era tal la ascendencia de esta, que se decía comúnmente en la época que ‘en Castilla, sino es la reina, es la Bobadilla".

Por derecho propio, Pedrarias era un ‘súper hombre' de alta estatura, tez blanca, ojos verdes, cabello rojizo y excelente destreza en el manejo de la lanza (ganaba todos los torneos en los que participaba), por lo que en su juventud había sido apodado ‘El Galán' y ‘El Justador'.

Su fortaleza física era tal, que, a sus más de 60 años, en la campaña del norte de Africa, había sido el primero en escalar la fortaleza de Orán y Bujía, donde, según la crónica de su tiempo, ‘mató con sus propias manos al alférez moro'.

Al momento de ser nombrado gobernador de Castilla Aurífera —un territorio inexplorado que comprendía desde lo que hoy es Nicaragua hasta el norte de Colombia— Pedrarias tenía más de 70 años y arrastraba varias enfermedades. Su carácter malhumorado incluía extrañas manías, como la de llevar consigo a todas partes un ataúd, en el que se introducía cada año para escuchar una misa por la salvación de su alma.

Para la empresa colonial el rey lo había investido de gran poder, con el que debía cumplir una serie de detalladas instrucciones (las reales cédulas). Estas básicamente lo comprometían a controlar y ampliar los territorio ocupados en Tierra Firme, para lo cual debían hacerse nuevas expediciones, fundarse poblados, además de cristianizar a los nativos para cobrarles impuestos. A los indígenas que no quisiesen colaborar, previa lectura del llamado Requerimiento, se les haría la guerra.

Aunque las cédulas hacían ver que debía evitarse el maltrato gratuito a los indígenas, esto se contradecía con el resto de las especificaciones, que ponían énfasis en obtener los máximos beneficios lo antes posible.

En forma privada, de boca del rey, Pedrarias llevaba otra instrucción: la de iniciar, previa investigación, un juicio contra un aventurero de cuarenta años que había usurpado, contrario al orden real, el mando en la población de Santa María la Antigua, en el Darién. Su nombre: Vasco Núñez de Balboa.

LLEGADA

Después de 4 largos meses, la expedición de 22 buques llegaba por fin a su destino, el puerto de Santa María del Darién, el día 30 de agosto de 1514.

Al arribo del enorme contingente de barcos, cuentan los cronistas, Balboa se encontraba en calzones y alpargatas, enseñando a un grupo de nativos a colocar correctamente un techo de paja.

Balboa se acicalaría rápidamente para recibir a los recién llegados en la playa, acompañado de algunos de los 515 colonos y 1,500 indígenas que componían el pequeño poblado.

Mal vestido, sudado y confundido, llegaría a tiempo para ver descender de la nave capitana a Pedrarias, vestido elegantemente de seda y brocado, de la mano de su esposa, y seguido de un cortejo de oficiales reales y capitanes, formados en tropa, tras el obispo y demás sacerdotes.

La llegada del nuevo gobernador supondría un cambio radical en la forma de vida de los colonos y la pérdida de la paz, tranquilidad y sentido del propósito que disfrutaban desde que Balboa había tomado el mando, por medios poco ‘ortodoxos', de Martín de Enciso y Diego de Nicuesa.

Gracias al gran carisma natural del que gozaba Balboa, españoles e indígenas habían establecido no solo relaciones cordiales sino un proceso de intercambio cultural enriquecedor. Los primeros habían dado apoyo a los caciques amigos para guerrear contra sus enemigos. A cambio, los naturales les proveían de guía, facilidades para conseguir oro y alimentos.

La llegada de 1,500 personas nuevas, con otro talante, proclives al maltrato y abusos, con armas poderosas, y dando muestras que venir a quedarse, hizo cambiar la actitud amable de los indios.

REUNIÓN PRIMERA

Aunque en un principio, Pedrarias y Balboa intentaron mantener las apariencias, la desconfianza entre ambos hombres era demasiado fuerte.

Mientras que el primero temía acabar como Ojeda o Nicuesa, Balboa sospechaba de los poderes establecidos y de su capacidad para tronchar su autonomía y sueños de aventuras y conquistas.

Los meses siguientes, Pedrarias se mantuvo esperando que el rey le hiciese llegar las instrucciones para hacer finalmente el juicio a Balboa por sus delitos pasados. Sin embargo, para su sorpresa, el 20 de abril del año 1515, llegarían a Santa María dos carabelas portando órdenes reales muy diferentes: Balboa había sido nombrado gobernador de Panamá y Coiba y Adelantado del Mar del Sur, un título de gran prestigio en reconocimiento al descubrimiento de este mar, en septiembre de 1513.

En su carta, el rey le pedía a Pedrarias que favoreciese a Balboa y que se dejase aconsejar de él, que tanta experiencia tenía ‘en las cosas de Indias'

Las nuevas consideraciones dadas por el rey a Balboa no gustaron nada a Pedrarias ni favorecieron la relación entre ambos, que durante los próximos cinco años de convivencia en Darién, mantedrían una clara enemistad, con sus altas y sus bajas.

Ninguno de los dos cejaría en su empeño de convencer al rey de los defectos del otro. Los Archivos de Indias recogen las cartas enviadas en que ambos se acusan mutuamente de envidia y avaricia. Balboa, por su parte, añadía a Pedrarias las acusaciones de vago, viejo y enfermizo y de no castigar los desmanes de sus capitanes.

A la muerte del rey Fernando, los enemigos de Pedrarias, encabezados por fray Bartolomé de las Casas, lograrían convencer al nuevo monarca, Carlos I, de la maldad de Pedrarias.

El rey acordó sustituirlo por el entonces gobernador de Canarias, Lope de Sosa.

Como es de esperarse, al conocer de su próxima destitución, Pedrarias culpó a Balboa y en el mes de enero de 1519 entabló acusación por rebeldía en contra de él. Después de un proceso oscuro llevado a cabo por Gaspar de Espinosa, alcalde de Santa María la Antigua, el adelantado fue decapitado junto con un grupo de sus más fieles seguidores.

La última de sus faltas había sido poner a circular en la colonia unas cartas falsas del rey, para favorecer su viaje de conquista del Perú, tierra dorada y soñada por él durante muchos años. Su injusta (?) ejecución, el 15 de enero de 1519, con tan altas promesas y posibilidades, acrecentaría y mitificaría su figura, no exenta de faltas.

Por su parte, el que algunos han llamado un ‘el malvado más amado por el destino', tuvo mejor suerte.

El barco que transportaba a Lope de Sosa llegaría a la colonia el 18 de mayo de 1520, portando su cadáver. Había fallecido un día antes de desembarcar.

Pedrarias sepultó a Sosa en la catedral con la mayor solemnidad y honores y siguió provisionalmente como gobernador interino. Pero tuvo la astucia de enviar a España a su esposa y a su hijo Diego, con un gran cargamento de perlas, para que estos convenciesen al rey Carlos de mantenerlo como gobernador.

El rey, empeñado en su Guerra de las Comunidades, en España, lo confirmó en el puesto en septiembre de ese año. Finalmente, Pedrarias sería removido de su puesto. Pero lograría ser enviado a Nicaragua, donde gobernaría desde marzo de 1528 hasta su muerte, el 6 de marzo de 1531, en la ciudad de León, a los 91 años de edad, por "vejez, pasiones y enfermedades".

En Panamá, el apodado ‘Galán', ‘Justador', o la ‘Ira de Dios', según De las Casas, haría importantes aportes como la fundación de la ciudad de Panamá y la de Natá, así como la construcción de un camino entre la costa pacífica y la caribeña. También hizo expediciones de reconocimiento.

Sin embargo, durante siglos, Pedrarias ha pasado a encarnar todas las ‘leyendas negras' de América, al punto de ser considerado por algunos historiadores como ‘el personaje más odiado de la Conquista'.

En el año 2000, cuando se descubrieron sus presuntos restos en Nicaragua, junto con los de un subalterno llamado Hernández de Córdoba, a quien había hecho decapitar (¿suena conocido?) el Ejército de Nicaragua honró con 21 cañonazos los restos de Hernández de Córdoba. Los de Pedrarias no solo no recibieron este honor, sino que fueron sepultados a los pies de aquel.

 

ANDRÉS DE GARABITO (Tomado de Crónicas de Castilla del Oro):

 Andrés de Garabito, el mal amigo, causante o  directo  responsable de que le cortaran la cabeza a Vasco Núñez de Balboa, mereció siempre la confianza de Pedrarias, quien le nombró teniente gobernador en el pueblo de Acla. Años después pasó a León-Nicaragua-donde murió trágicamente.

JUAN DE AYORA (TOMADO DE Crónicas de Castilla del Oro):  “Otra expedición se organizó en agosto de 1514 al mando del capitán Juan de Ayora y de los tenientes Fernando de Meneses y Francisco Ávila, quienes dejaron establecidos en fuerte de Santa Cruz en tierras del cacique Comagre bajo las órdenes del capitán Juan de Zorita.

    “De Santa Cruz los expedicionarios de Ayora siguieron adelante… Con el resto de la expedición Juan de Ayora trasmontó la cordillera que mira a la Mar del Sur.

   Tal recorrido por estas tierras que eran dominios de los caciques Pocorosa, Tubanamá y Secativá, ha hecho célebre por su trato cruel al capitán Ayora “el que asaltaba en noche los poblados indígenas, les robaba el oro, les secuestraba sus mujeres e hijas y a los que huían echábales los perros mordedores, de tal manera que no dejó caciques ni indio en paz”.

BARTOMOLÉ HURTADO (Tomado de Crónicas de Castilla del Oro):   Salió de Santa María en busca de informes de la expedición de Ayora y regresó con crecido número de prisioneros nativos de los cuales dio seis al gobernador, otros seis al obispo y cuatro a cada uno de los funcionarios de la colonia, para así librarse de un merecido castigo por sus atropellos y haber reducido a la esclavitud a los indios que encontró a su paso.

FRANCISCO BECERRA (Tomado de Crónicas de Castilla del Oro) Fue otro de los escogidos por Pedrarias para hacer un recorrido por las tierras de Comagre y Tubanamá hasta alcanzar el Golfo de San Miguel.

     Su expedición fue tan exitosa que trajo consigo más de trescientos indios en cuerda y más de siete mil pesos de todo lo cual tocó gran parte a Pedrarias y a los Oficiales Reales.

     Sin lugar a dudas Becerra fue uno de los capitanes que cometió mayores crueldades con los nativos del Darién. De él cuentas los cronistas de la conquista, la villanía y maldad que cometió con los caciques de El Suegro y El Quemado.

     Al cacique Mohe lo denominaron “el suegro” porque al llegar los cristianos a sus dominios sus jefes le robaron sus cuatro hijas, de tal manera que en forma burlona le llamaron el suegro.

     Al otro cacique le llamaron el Quemado porque sin otra causa que no dar oro lo sometieron al tormento del hierro candente.

GASPAR DE MORALES (Tomado de Crónicas de Castilla del Oro):   Una nueva expedición al mando de Gaspar de Morales acompañado de Pizarro alcanzó la Mar del Sur por las tierras de Chiapes y Tumaco y embarcándose en cayucos indígenas visitó el archipiélago de las Perlas, donde gobernaba Terarequí, el que después de ser vencido en batalla le entregó al vencedor una canastilla de perlas en las que figuraba una muy valiosa, del tamaño de una nuez pequeña, la que fue obsequiada a la reina.

    Al sentar pie en la isla más grande, que Balboas denominó Isla Rica, le dio el nombre de Isla de las Flores. De regreso al continente Morales alcanzó la  punta de Garachiné  vistó las tierras de Birú y Chocama, en donde ordenó el degollamiento de trescientos indios cautivos que tenía en rehenes, entre éstos niños de pecho que morían en los brazos maternos, pensando que con medidas tan horrendas atemorizaría a sus perseguidores.

DIEGO DE ALBITEZ: Hizo que el cacique Chagres comprara su libertad con seis mil pesos oro.

GONZÁLO DE BADAJOZ:  (Tomado de Crónicas de Castilla del Oro): Realizó una excursión hasta las entonces desconocidas tierras de occidente. En su recorrido visitó Totunaga, Tataracherubi, Tabor, Pananomé, Nata, Escoria y Antatara (señor de París). Al comienzo la expedición se desarrollaba sin ningún incidente de guerra porque los indios huyeron a lo más abrupto de sus montañas o rindieron a los conquistadores su más sumiso vasallaje, ofreciéndole como tributo valiosas joyas de oro cuyo valor ascendió a  80,000 pesos. Al llegar a los dominios de Antatara, cacique de París, éste dejó la tierra desierta a los invasores , remontándose a las montañs con sus mujeres e hijas. Invitado por Badajoz para que viniera a su presencia el cacique rehusó hacerlo, pero le mandó como presente dos canastas tapizadas  de cuero de venado, repletas de joyas de oro, collares, narigueras, pectorales de gran valor. Este rico presente aumentó la codicia de Badajoz, quien atacó de sorpresa el poblado del cacique para hacerlo prisionero y exigirle como rescate mayor cantidad de oro. Tal actitud del capitán español movió al indio a buscar los medios para atacarle los medios para atacarle de forma ventajosa. Hízole conocer que las riquezas de la tribu estaban escondidas en las serranías del sur de la Península, en las montañas del Quema. Interesado por el oro Badajoz dividió su s tropas compuestas de 130 expedicionarios y en persona caminó toda una noche para el amanecer no encontrar sino una choza desolada en medio de la cordillera. Divididas las fuerzas de los invasores los indios atacaron con gran ímpetu a los que quedaron, prendiéndole fuego al campamento español y no hubiera quedado hombre vivo si Badajoz no hubiera acertado a llegar pronto en auxilio de sus compañeros. Atacada por todas partes  la gente de Badajoz hizo un esfuerzo para salir de este cerco de muerte, dejando en el campo de batalla sesenta castellanos y todo el oro que habían recaudado a lo largo de su recorrido entre Nombre de Dios y el Golfo de Parita.

GASPAR DE ESPINOZA (Tomado de Crónicas de Castilla de Oro):   Varios hechos describen los eventos más importantes ligados a este conquistador. 1. La participación en el juicio en contra de Balboa y el uso de las naves que construyó Balboa, para explorar el Pacífico y luego regresar por tierra desde Punta Burica hasta Panamá en el año 1521. 2. La expedición para castigar a Pocorosa y luego la recuperación del tesoro perdido por Badajoz. En tierras de Pocorosa fue informado Espinoza del desastre de Badajoz en las tierras de París  e inmediatamente pidió autorización a Pedrarias para luego castigar a Pocorosa seguir hacia el occidente y rescatar el rico botín que los guerreros de Antatara habían quitado de las manos de Badajoz. Espinoza avanzó por la tierras de Comagre, Pocorosa, Tubanamá los que habían reunido tres mil combatientes para oponerse a su avance, pero al verse atropellaos por los caballos que los jinetes les echaban encima recibieron un gran espanto y en su pánico cada cual trató de salvarse como mejor pudo. Sin embargo, hizo algunos prisioneros los que sometió a los más crueles suplicios para castigar a sí el arrasamiento y muerte de los pobladores de Santa Cruz.  En su avance hacia occidente sorprendió a los caciques Cherú y Natá. “Eran tantos bohíos que había en la aldea de Natá-dice Espinoza-que creo que no hubo nadie que no se espantasey tuviese temos de ver tanta población. Hallamos allí infinito maíz y tantos venados que los que les vimos los apreciamos en trescientos e infinito pescado salado e muchos patos e pavos y toda comida de indios en mucha abundancia”. Fue el cacique Natá quien informó al  invasor que todos los tesoros que había perdido Badajoz estaban en poder del distante Antatara, señor de París. Cuidadoso de no dejar en libertad enemigos a sus espaldas, para que no le sucediera lo mismo que a Badajoz, Espinoza avanzó por las tierras de escoria y comisionó al capitán Bartolomé Hurtado su sometimiento. Sorprendido en la noche el cacique fue hecho prisionero y así acompañaban en cautiverio a los invasores los caciques Cherú, Natá y escoria.  Después de cruzar el escoria, hoy río Santa María, el capitán Diego de Albitez avanzó con 90 soldados por el territorio que forman las provincias de  Azuero. Saliéronle a cerrar el paso 4 mil combatientes a las órdenes del propio cacique Antatara y después de dura refriega entre cristianos e indígenas decidió la batalla  la llegada de los refuerzos que traía Espinoza…..  Informado Espinoza de que el cacique  mantenía ocultos sus tesoros en la serranía de Quema mandó tras él hasta el final de la península a Diego de Albítez y logró establecer con los caciques conversaciones amistosas y valiéndose de buenas maneras logró recuperar parte del tesoro quitado a Badajoz, cuyas joyas de oro valían más de ochenta mil castellanos.

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